Sangría blanca es una variante refrescante y deliciosa de la clásica sangría española, conocida por su sabor afrutado y ligero. Esta bebida tiene sus raíces en España, donde la sangría tradicionalmente se prepara con vino tinto, frutas, azúcar y algún tipo de licor. La sangría blanca surge como una alternativa moderna, especialmente popular en regiones cálidas por su frescura y la delicadeza que aporta el vino blanco seco.
En América Latina, aunque la sangría no es tan común como en España, existen variaciones de esta bebida que se adaptan a los ingredientes locales y a los gustos diversos. En países como México y Argentina, se le suele llamar simplemente "sangría", pero en ocasiones para diferenciarla se la denomina sangría blanca o sangría de vino blanco. La preparación básica es similar y mantiene la esencia de combinar frutas frescas con vino y un toque dulce.
La sangría blanca es perfecta para reuniones, celebraciones o para disfrutar durante un día caluroso, gracias a su toque refrescante que combina lo dulce, lo cítrico y el aroma sutil de las especias.