Rollos de pollo con queso es una receta deliciosa y versátil que ha conquistado paladares en toda América Latina. Su origen se remonta a las tradiciones de la cocina casera, donde se buscaba aprovechar la pechuga de pollo para crear platillos rellenos y jugosos. En países como México, estos rollos se conocen comúnmente como "rollitos de pollo rellenos", mientras que en Argentina y Uruguay se llaman "matambre de pollo arrollado". En otras regiones, simplemente se les denomina rollos de pollo o pechugas rellenas.
Esta receta combina la suavidad del pollo con el cremoso queso mozzarella y el sabor fresco de los vegetales, como los champiñones y el pimiento, lo que la convierte en un plato ideal para compartir en almuerzos o cenas familiares. Su preparación, aunque parece elaborada, es bastante sencilla y permite variantes según la disponibilidad de ingredientes y gustos personales.
Como preparar Rollos de pollo con queso
Para comenzar, prepare el relleno combinando en un tazón pequeño el queso mozzarella, los champiñones, 1/4 taza de yogur natural descremado, cebollín, perejil y la tira de pimiento. Mezcle bien hasta obtener una mezcla homogénea.
Coloque una mitad de pechuga de pollo, con el lado deshuesado hacia arriba, entre dos piezas de envoltura plástica transparente. Trabajando desde el centro hacia los bordes, golpee ligeramente con un mazo para carne hasta alcanzar un grosor aproximado de 1/8 de pulgada.
Retire la envoltura plástica y espolvoree ligeramente con sal y pimienta al gusto.
Unte una porción del relleno preparado sobre cada mitad de pechuga de pollo. Luego, doble los lados y enrolle cuidadosamente para formar los rollos. Repita este proceso con el pollo restante.
Coloque los rollos con la costura hacia abajo en una bandeja para hornear de 10x6x2 pulgadas. En un recipiente aparte, combine el pan rallado seco y el pimentón.
Pinte cada rollo de pollo con una cucharada de yogur natural descremado y espolvoree con la mezcla de pan rallado y pimentón.
Hornee en horno precalentado a 350 °F durante 20 a 25 minutos, o hasta que el pollo esté tierno y ya no presente color rosado en su interior.