El pan blanco es un alimento básico que ha trascendido fronteras y generaciones, reconocible en casi todas las culturas del mundo, especialmente en América Latina. Su origen se remonta a la antigua civilización egipcia, donde se perfeccionó la técnica de fermentación, dando lugar al pan que conocemos hoy. En Latinoamérica recibe diferentes nombres según el país: en México a menudo se le llama "pan blanco", en Argentina y Uruguay se le puede referir como "pan francés" o "pan blanco", mientras que en Venezuela a veces se le denomina "pan blanco" o "pan de molde". Este tipo de pan es característico por su miga suave y corteza fina, ideal para acompañar comidas o para preparar sándwiches, y su sabor neutro lo hace muy versátil en la cocina.
El pan blanco o bollos blancos son muy comunes en hogares, panaderías y supermercados, simbolizando un básico en la alimentación diaria. Su preparación sencilla y sus ingredientes accesibles permiten que muchas familias elaboren este pan de manera casera, disfrutando de su aroma y frescura recién horneado. Además, se disfruta calentito con mantequilla o como base para una gran variedad de recetas, demostrando que un alimento tan simple puede ser parte esencial de nuestra mesa.