El sorbete de fruta es una preparación dulce y refrescante que tiene sus raíces en las antiguas civilizaciones del Medio Oriente, donde se usaban hielos naturales mezclados con jugos de frutas y miel para crear postres fríos. A lo largo del tiempo, esta delicia se fue adaptando en diferentes culturas latinoamericanas. En México y Centroamérica, se le conoce comúnmente como "raspado" o "nieve de fruta", mientras que en países como Argentina o Chile se le llama simplemente "sorbete". Aunque los nombres varían, el concepto básico es similar: una mezcla congelada y ligera hecha a base de frutas, perfecta para combatir el calor y disfrutar de los sabores naturales del verano.
Este postre se caracteriza por su textura más ligera que un helado tradicional, ya que no contiene productos lácteos, lo que lo convierte en una opción ideal para personas que buscan alternativas frescas y fáciles de digerir. Su preparación casera es sencilla y permite variar los sabores según la fruta disponible, haciendo del sorbete un clásico adaptable y muy valorado en los hogares latinoamericanos.