Historia y origen de los scones
Los scones son un tipo de panecillo tradicional que tiene sus raíces en la cocina británica, especialmente en Escocia e Inglaterra. Originalmente, estos panecillos simples se preparaban rápidamente con harina, mantequilla y leche o crema, y se servían con té. En Latinoamérica, aunque no existe un nombre específico para los scones, se les suele conocer simplemente como “panecillos” o “bollos” y han comenzado a ganar popularidad gracias a la influencia de la cocina internacional y las recetas anglosajonas que se comparten cada vez más en la región.
En diferentes países de Latinoamérica, aunque no tengan una traducción directa, los scones se adaptan a los ingredientes locales, integrando sabores típicos para darles un toque único. Por ejemplo, en México, se pueden encontrar variantes con ingredientes picantes o dulces propios de la gastronomía nacional.
Estos deliciosos panecillos se destacan por su textura suave y hojaldrada, lograda gracias a la mantequilla y los agentes leudantes como el polvo de hornear. Se suelen consumir en desayunos o meriendas, acompañados de mermeladas, miel o quesos, lo que los convierte en un platillo versátil y muy apreciado en diferentes culturas culinarias.