The crunchy apple of Betty es una receta tradicional que ha conquistado paladares a lo largo de generaciones. Su origen se remonta a las antiguas costumbres culinarias del norte de Europa, especialmente en Inglaterra, donde se popularizó como una forma sencilla y deliciosa de aprovechar las manzanas de temporada. En Latinoamérica, esta preparación recibe diferentes nombres dependiendo del país; algunos la llaman "crumble de manzana", mientras que en otros lugares se le conoce como "pastel de manzana rústico". A pesar de las variaciones, el concepto principal permanece intacto: manzanas horneadas cubiertas con una mezcla crocante que realza su dulzura natural.
Este postre se ha adaptado con ingredientes locales en cada región, pero mantiene su esencia: la combinación perfecta entre la suavidad y jugosidad de la fruta y la textura crujiente del topping. Su popularidad se debe a su sencillez, rapidez y el confort que aporta al cocinarse en casa, evocando sabores caseros y el aroma inconfundible de la canela y la mantequilla fundida.