El pan francés es un clásico que ha conquistado desayunos y meriendas en toda América Latina y el mundo. Su origen se remonta a Francia, donde es conocido como “pain français” o “baguette”, aunque en diversos países de Latinoamérica recibe distintos nombres y variantes que lo adaptan a las tradiciones locales. Por ejemplo, en México y Centroamérica se le suele llamar simplemente “pan francés”, mientras que en Argentina y Uruguay puede referirse a un pan similar al baguette pero con texturas y sabores particulares, muchas veces preparados con masa madre para darle un toque artesanal y saludable. La elaboración con masa madre, que es un fermento natural obtenido de la mezcla de harina y agua, aporta un sabor único, una miga más abierta y una corteza crujiente que distingue esta receta de la versión tradicional con levadura comercial.
Este proceso fermentativo natural ha sido utilizado durante siglos por panaderos y aficionados para mejorar la digestibilidad del pan y prolongar su frescura. Así, el pan francés de masa madre no solo representa una deliciosa tradición sino también un método cuidado y respetuoso con los ingredientes que ha trascendido fronteras y generaciones.
Como preparar Pan francés de masa madre
Para preparar este delicioso pan francés utilizando masa madre, comienza por disolver la levadura seca activa en agua tibia para activar el proceso fermentativo.
Luego, agrega el resto de los ingredientes: harina sin blanquear, azúcar, sal, leche, aceite vegetal y la masa madre, que le dará ese sabor característico y textura especial al pan.
Mézclalos bien y amasa ligeramente. Regresa la masa al tazón y deja que leve hasta que doble su tamaño, lo que permitirá que el pan adquiera volumen y una miga esponjosa.
Después, vuelca la masa sobre una tabla enharinada y divide en dos partes iguales para manejar mejor las porciones.
Forma cada parte en una forma alargada y comienza a enrollarla firmemente desde un lado, asegurándote de que quede bien compacta.
Para evitar que se deshaga, sella el borde exterior pellizcando la masa y dale forma al tamaño deseado.
Coloca los panes en una bandeja para hornear previamente engrasada y deja que leven nuevamente hasta que vuelvan a doblar su tamaño; esto garantizará una textura ligera y aireada.
Antes de hornear, realiza cortes diagonales en la parte superior con una cuchilla de afeitar o un cuchillo muy afilado, y pincela ligeramente con agua para obtener una corteza crujiente y apetitosa.
Hornea los panes a 400 grados Fahrenheit (aproximadamente 200 grados Celsius) durante unos 25 minutos, o hasta que estén dorados y bien cocidos en su interior.
También ten en cuenta que el tiempo de horneado puede variar dependiendo del tamaño de las porciones que hayas formado.