Hojaldre casero: Este es un tipo de masa que se caracteriza por su textura ligera y hojaldrada, gracias a la incorporación de múltiples capas de grasa y masa. Su origen se remonta a la cocina europea, especialmente a la francesa y la austriaca, donde figuras como Marie-Antoine Carême popularizaron estas técnicas en el siglo XIX. En Latinoamérica, el hojaldre es conocido y utilizado en muchas recetas tradicionales y cotidianas, aunque puede recibir diferentes nombres dependiendo del país: en México se suele denominar "masa hojaldrada", en Argentina y Chile simplemente "hojaldre", y en otros países de la región también es común llamar a ciertas versiones "masa de pasta hojaldre". Esta masa es muy apreciada por su versatilidad, ya que se emplea tanto en preparaciones saladas como dulces, desde empanadas hasta postres.
La elaboración del hojaldre casero suele involucrar un proceso pacientemente realizado para crear esas capas características, muchas veces trabajando manualmente la masa y la grasa para lograr esa textura crujiente y ligera al hornearla. En diferentes regiones, los tipos de grasa o aceites utilizados pueden variar, dando lugar a sutiles diferencias en sabor y textura. Además, en algunas recetas latinoamericanas se incorpora el hojaldre para preparar platos muy típicos, lo que refleja la fuerte influencia europea en la gastronomía local adaptada con ingredientes propios.
Como preparar hojaldre casero
Ingredientes: Harina Todo Uso, Sal, Agua, Aceite Para Ensalada.
Tamiza la harina y la sal en un tazón.
Agrega gradualmente el agua, revolviendo para hacer una masa firme.
Pasa a una tabla para pasteles.
Coloca el aceite en un tazón y unta un poco en las palmas de tus manos.
Amasa la masa con un movimiento de plegado y volteo, agregando más aceite a tus manos cuando la masa comience a pegarse.
Continúa hasta que tengas una bola de masa suave y elástica y el aceite esté casi todo usado.
Luego, rueda la bola de masa en el aceite restante para cubrir todos los lados, coloca un paño limpio sobre el tazón y deja reposar la masa durante dos horas o más en un lugar cálido y sin corrientes de aire.
Un horno apenas tibio es suficiente.
Separa 1/4 de la masa y extiende hasta un grosor de 1/4 de pulgada en una tabla para pasteles untada con almidón de maíz.
Cubre con un paño limpio y deja reposar por 10 minutos.
Cubre una mesa con un paño liso y cuidadosamente coloca la masa sobre ella.
Pon tus manos debajo de la masa, con las palmas hacia abajo, y estira y jala suavemente la masa con el dorso de tus manos, trabajando alrededor de la mesa, hasta que la masa esté tan delgada como papel de seda.
No te preocupes si cuelga por los bordes de la mesa o si aparecen algunos agujeros, especialmente en los bordes.
Recorta los bordes más gruesos y guarda los recortes.
La masa filo está lista para ser cortada en pedazos con tijeras si deseas usarla húmeda.
Si prefieres masa filo seca, déjala secar hasta que esté seca, aproximadamente 10 minutos, luego córtala en el tamaño deseado.
Los recortes de masa pueden ponerse en un tazón húmedo y amasarse y extenderse de nuevo.
Al usar masa filo, rocía las hojas con aceite de oliva o mantequilla derretida desde un atomizador.
Es una forma rápida y fácil de aplicar la grasa en una capa muy delgada.