Las galletas de melaza tienen un origen que se remonta a tiempos coloniales, cuando la melaza se utilizaba como un endulzante común debido a su fácil acceso y precio económico. Este tipo de galleta es muy popular en Estados Unidos y Canadá, especialmente durante la temporada navideña, gracias a su sabor especiado y dulce que evoca tradiciones familiares y festividades invernales. En Latinoamérica, aunque no todas las regiones tengan una receta exacta de galletas de melaza, el uso de melaza es común en diversas preparaciones, y en algunos países pueden encontrarse variaciones similares con nombres que destacan ingredientes locales o influencias culturales, como “galletas de melaza” o simplemente “galletas especiadas”. En otras regiones, estas galletas suelen estar relacionadas con sabores a jengibre y especias, como las famosas “ginger snaps” en inglés.
Se caracterizan por su textura ligeramente crujiente en el exterior y suave en el interior, con un aroma intenso debido a la combinación de especias como jengibre, clavo y pimienta. Su nombre en español es simplemente “galletas de melaza”, aunque en ocasiones se les llama “biscuits” o “bizcochos”, dependiendo del país, pero siempre conservando la esencia dulce y especiada que las define.
Como preparar Galletas de melaza
Precalienta el horno a 190 °C con la rejilla en el centro.
Tamiza juntos la harina, el azúcar, la sal, el polvo para hornear, el jengibre, los clavos y la pimienta.
Con un mezclador de pastelería o dos cuchillos, incorpora la mantequilla hasta que la mezcla se parezca a un granulado grueso.
En un tazón pequeño, bate juntos la leche y la melaza hasta que estén completamente combinados.
Haz un hueco en el centro de la mezcla de harina y agrega la mezcla de leche y melaza.
Con un tenedor, revuelve la mezcla hasta que casi se junte.
Con suavidad, une las partículas de masa más pequeñas con tu dedo.
Transfiere la masa a una superficie ligeramente enharinada y dale forma de círculo aplastado de aproximadamente 15 cm de diámetro y 2 cm de grosor.
Corta la masa en círculos con un cortador de galletas de 5 cm.
Presiona suavemente la masa excedente y corta varios bizcochos más.
Presiona una vez más la masa excedente sobrante y corta un bizcocho adicional.
Coloca los bizcochos en una bandeja para hornear cubierta con papel pergamino.
Pinta generosamente la superficie con crema.
Hornea hasta que estén dorados, 24-26 minutos.
Coloca los bizcochos sobre una rejilla para que se enfríen ligeramente.