Las galletas de calabaza con chispas blancas de nuez de macadamia son una deliciosa variante de las tradicionales galletas que combinan el sabor dulce y especiado de la calabaza con la textura crujiente de las nueces de macadamia y el gusto suave del chocolate blanco. Este tipo de golosina tiene sus raíces en la gastronomía estadounidense, especialmente popular durante el otoño y en celebraciones como el Día de Acción de Gracias, cuando la calabaza es un ingrediente estrella.
En otros países de Latinoamérica, aunque la calabaza se utiliza principalmente en platos salados, se ha ido incorporando poco a poco en la repostería. En México y Colombia, por ejemplo, se pueden encontrar variaciones de postres con calabaza, aunque estas galletas no tienen un nombre específico diferenciado, se reconocen generalmente como galletas de calabaza o galletas especiadas. La popularidad de estas galletas ha crecido gracias a la influencia culinaria americana y la tendencia de integrar frutos secos y especias en los postres caseros.
Como preparar Galletas de calabaza con chispas blancas de nuez de macadamia
Para comenzar, combina la harina, la canela, el cardamomo y el bicarbonato de sodio en un tazón pequeño y mezcla bien para integrar todos los ingredientes secos.
En un tazón grande, bate la mantequilla con el azúcar y el azúcar morena hasta obtener una mezcla cremosa y suave que será la base dulce y rica para las galletas.
Incorpora la calabaza en puré, el huevo y la vainilla a la mezcla cremosa, batiendo hasta que todos los ingredientes estén bien combinados y la mezcla sea homogénea.
Agrega gradualmente la mezcla de harina a la mezcla húmeda, integrando poco a poco para evitar grumos y conseguir una masa consistente.
Incorpora las chispas de chocolate blanco y las nueces de macadamia a la masa, mezclando suavemente para distribuirlos uniformemente.
Con la ayuda de una cuchara, deja caer porciones redondeadas de la masa sobre una bandeja para hornear previamente engrasada, asegurándote de dejar espacio entre cada galleta.
Aplana ligeramente cada porción con el reverso de una cuchara o con el fondo de un vaso engrasado y sumergido en azúcar para evitar que se pegue.
Hornea en horno precalentado a 350°F (aproximadamente 175°C) durante 11 a 14 minutos, o hasta que las galletas estén doradas en los bordes.
Deja enfriar las galletas en la bandeja por 2 minutos y luego transfiérelas a una rejilla para que se enfríen completamente antes de servir.