La cazuela de calabaza amarilla es un platillo tradicional que tiene sus raíces en la cocina casera de diversas regiones de Latinoamérica. Su origen se remonta a la influencia de la gastronomía colonial, donde se combinaban ingredientes locales con técnicas traídas de Europa, dando lugar a guisos y cazuelas que aprovechan los productos frescos de temporada. En diferentes países, esta receta puede variar y recibe otros nombres, como "budín de calabaza" en Argentina o "gratinado de zapallo" en Chile. Sin embargo, el plato mantiene su esencia: una preparación cremosa y reconfortante que destaca la textura y sabor dulce de la calabaza amarilla, muy apreciada en la región.
El platillo es muy popular especialmente durante las épocas frías, ya que su elaboración con ingredientes ricos y calientes aporta calor y bienestar. Además, su versatilidad permite que se adapte a distintos paladares, pudiendo servirse como acompañamiento o plato principal. La cazuela de calabaza amarilla también es símbolo de la cocina hogareña, evocando recuerdos familiares y tradiciones que se pasan de generación en generación.