Pollo balsámico con sabor dulce: historia y origen
El pollo balsámico es una receta que destaca por combinar la suavidad del pollo con la acidez característica del vinagre balsámico, creando un equilibrio perfecto entre sabores. Su origen se encuentra en la región de Italia, especialmente en la zona de Módena y regiones cercanas, donde el vinagre balsámico es uno de los ingredientes más valorados en la gastronomía local.
En Latinoamérica, esta receta ha sido adoptada y adaptada en diversos países con sus propias variantes. Por ejemplo, en México es común preparar el pollo con salsas dulces y ácidas que recuerdan al estilo balsámico, mientras que en Argentina y Chile, el uso del vinagre balsámico se combina con hierbas y otros ingredientes para realzar el sabor de la carne. En otros países como Colombia y Perú, aunque no se use el término exacto “pollo balsámico”, existen preparaciones similares que incorporan sabores dulces y ácidos.
El nombre "pollo balsámico" se mantiene en la mayoría de los países, aunque a veces se le conoce como "pollo al vinagre balsámico" o simplemente "pollo con vinagre balsámico", haciendo referencia directa a su ingrediente estrella. Esta receta es muy apreciada por quienes buscan un platillo con un toque gourmet, pero fácil de preparar en casa.
Como preparar Pollo balsámico con sabor dulce
El Pollo balsámico con sabor dulce es una deliciosa opción para quienes desean disfrutar de un plato balanceado entre lo ácido y lo dulce, con una textura jugosa y un aroma irresistible. A continuación, te explicamos cómo prepararlo paso a paso:
Ingredientes: Pechugas de pollo, ajo, cebolla amarilla, tomates, vinagre balsámico, sal, vino blanco, jarabe de arce, aceite de oliva y aceite de sésamo.
Coloca los ingredientes anteriores excepto la carne, aceite, vino, tomate y jarabe de arce en un procesador de alimentos o licuadora.
Inicia la licuadora con la tapa, a baja velocidad espera cinco-diez segundos aproximadamente, agrega lentamente una porción del vino.
Quieres que la cebolla y el ajo se piquen pero que no se hagan puré.
Agregar demasiado líquido de una vez solo lo revolverá.
Detén la licuadora, agrega parte del total de los tomates, inicia la licuadora a baja velocidad por unos diez segundos, menos tiempo si es procesador.
Solo para mezclarlos, no para hacer puré.
Si te sobra vino de la cantidad medida está bien.
Vierte la mezcla de la licuadora en un tazón.
Agrega jarabe de arce, aceites y parte del vino.
Revuelve.
No tengo una medida para el vino ya que es al gusto.
No quieres que los otros ingredientes floten en el vino, solo que formen parte de la mezcla combinada.
Coloca los medallones en un recipiente de vidrio para horno para que puedan quedar planos y tengan un poco de espacio alrededor para el marinado, vierte sobre la carne y voltéalos varias veces para que el líquido cubra todo el pollo.
Otra manera que me gusta para lograrlo es colocar de 1/3 a 1/2 de los medallones en una o dos bolsas ziplock grandes, agrega el líquido cuidadosamente, quita el exceso de aire y ciérralas.
Con cuidado sobre el lavabo, por si hay alguna fuga, rota las bolsas para ayudar a cubrirlos.
Si el tiempo lo permite, coloca la mezcla de carne ya sea en las bolsas o en el recipiente de vidrio cubierto, en el refrigerador por 1 hora.
De lo contrario continúa con las instrucciones de horneado abajo, cubre bien con papel aluminio y coloca en horno precalentado a 375°F (190°C) por unos 45 minutos.
Esto variará según el grosor de la carne.
Retira la cubierta de papel aluminio, voltea los medallones, agrega los tomates restantes, algunos encima de la carne, y hornea por 15 a 20 minutos adicionales sin cubrir hasta que el pollo se vea aún húmedo y caramelizado en color.
Para servir coloca una porción en el plato y cubre con tomate y marinado del recipiente para horno.
También la carne puede cortarse en cubos y usarse en ensaladas o con pasta, conservando el marinado horneado para aderezo.
Nunca nos quedan sobras de este plato por mucho tiempo sin importar lo que hagas con ellos en este punto.
Disfruta.