Los rollos de cheddar sin amasar son una deliciosa opción de pan casero que combina la suavidad característica de un bollo recién horneado con el sabor intenso y cremoso del queso cheddar. Esta receta es popular en Estados Unidos, aunque en distintos países de Latinoamérica puede encontrarse bajo nombres similares como "bollitos de queso cheddar" o "panecillos de queso", especialmente en México y Colombia. A diferencia de otras recetas de panes que requieren un amasado exhaustivo, esta versión se destaca por su facilidad y rapidez, ideal para quienes buscan resultados caseros sin invertir mucho tiempo. El origen de estos rollos se vincula con la tradición panadera norteamericana, donde el uso de quesos fuertes en panes es habitual, aportando un toque diferente a los clásicos bollos dulces o neutros.
En algunos países latinoamericanos, el queso cheddar no es tan común como en Estados Unidos, por lo que en ocasiones se utilizan quesos locales con sabores intensos para reemplazarlo, manteniendo así la esencia de la receta original. Esta receta es perfecta para quienes desean disfrutar un pan con queso casero sin complicaciones y con ingredientes accesibles.
Como preparar Rollos de cheddar sin amasar
Coloca el queso rallado en un tazón pequeño y cúbrelo para evitar que se seque, luego reserva.
Combina 1 1/2 tazas de harina sin cernir, levadura, azúcar y sal en un tazón grande para mezclar, mezclando bien.
Mide 3/4 taza de leche, agua y mantequilla en una cacerola y calienta hasta que los líquidos estén tibios, de 115 a 120 grados F.
Agrega gradualmente los líquidos a los ingredientes secos en el tazón de la mezcladora, batiendo durante 2 minutos a velocidad media de la batidora eléctrica, raspando el tazón ocasionalmente.
Agrega y bate 1 taza de harina sin cernir a alta velocidad.
Bate durante 2 minutos, raspando el tazón ocasionalmente.
Mezcla suficiente harina adicional para hacer una masa suave.
Coloca la masa en un tazón profundo engrasado.
Cubre con papel encerado y una toalla limpia y deja reposar en un lugar cálido hasta que la masa doble su tamaño, de 45 a 60 minutos.
Engrasa generosamente varias bandejas para hornear.
Derrite la mantequilla y reserva.
Golpea la masa con el puño y vuélcala sobre una superficie ligeramente enharinada.
Divide la masa en dos porciones iguales.
Reserva una porción.
Extiende la masa en un rectángulo de 16 por 8 pulgadas.
Pincela con aproximadamente la mitad de la mantequilla derretida.
Espolvorea con aproximadamente la mitad del queso cheddar rallado.
Corta transversalmente en 8 porciones iguales.
Corta por la mitad a lo largo.
Dobla cada tira en tercios, superponiendo cada lado sobre el tercio central.
Coloca los rollos en una bandeja para hornear.
Repite con la otra mitad de la masa.
Bate la yema de huevo con las cucharadas de leche, ligeramente.
Pincela la parte superior de los rollos con la mezcla de yema de huevo.
Deja que crezca hasta que doble su tamaño, aproximadamente 30 minutos.
Hornea a 425 grados F durante aproximadamente 8 minutos o hasta que los rollos estén dorados.
Sirve los rollos calientes.