El pan de trigo integral con masa madre y miel es una preparación tradicional que ha acompañado a muchas culturas a lo largo del tiempo, especialmente en regiones donde el trigo es un alimento básico. Su origen se vincula a la práctica ancestral de fermentar masas con la ayuda de masas madre, un método que permite obtener panes de sabor único y mayor durabilidad. En diversos países de Latinoamérica, este tipo de pan puede recibir distintos nombres, aunque la esencia y el proceso de elaboración se mantienen similares. Por ejemplo, en México y Centroamérica se le refiere comúnmente como "pan integral artesanal", mientras que en algunos países sudamericanos se conoce simplemente como "pan de masa madre". La incorporación de miel en la receta aporta un toque dulce natural que equilibra el sabor robusto del trigo integral.
Como preparar Pan de trigo integral con masa madre y miel
Para comenzar, disuelve la levadura seca activa en 1 taza de agua tibia, asegurándote de que la temperatura sea la adecuada para no matar los microorganismos que harán fermentación.
Luego, mezcla la levadura ya disuelta con el iniciador de masa madre, la miel, la sal y la grasa vegetal junto con 3 tazas de harina integral de trigo. Esta combinación le dará sabor, textura y consistencia a la masa.
Agrega más harina si es necesario, hasta formar una masa dura que no se adhiera demasiado a las manos, ideal para el proceso de amasado.
Amasa la mezcla aplicando aproximadamente 150 golpes sobre una superficie enharinada para desarrollar el gluten y favorecer una buena estructura.
Coloca la masa en un tazón previamente engrasado, cubre y deja reposar entre 1 y 1 1/2 horas, o hasta que doble su tamaño, para permitir la fermentación adecuada.
Una vez que haya crecido, aplasta la masa suavemente y deja que duplique su tamaño nuevamente; este segundo levado asegura mejor textura y volumen.
Después, aplasta la masa y dale forma compacta, preparando el pan para hornear.
Engrasa un molde para pan y coloca la masa en él, cubriendo de nuevo para que duplica en el molde antes de hornear.
Hornea a 400 grados Fahrenheit durante 35 a 40 minutos, o hasta que el pan tenga un color dorado muy oscuro y al golpearlo suene hueco, indicativo de que está completamente cocido.