Las galletas digestivas inglesas tienen su origen en el siglo XIX en el Reino Unido, donde fueron creadas originalmente como un alimento saludable para ayudar a la digestión, de ahí su nombre. Su receta tradicional combina ingredientes simples para lograr una textura crujiente y un sabor ligeramente dulce. En diferentes países de Latinoamérica, estas galletas pueden ser conocidas simplemente como "galletas digestivas" o "galletas integrales", aunque el nombre original se mantiene en muchas regiones debido a su popularidad y reputación como un snack ligero y nutritivo.
Las galletas digestivas son muy apreciadas por su versatilidad, ya que pueden disfrutarse solas, con té o café, o ser la base para postres como cheesecakes o tartas. A lo largo del tiempo, esta receta ha atravesado fronteras y adaptaciones, pero siempre conservando su esencia como un producto casero y saludable.
Como preparar Galletas digestivas inglesas
Coloca los ingredientes secos en un tazón para mezclar.
Corta o mezcla la mantequilla con un mezclador de repostería, dos cuchillos o con tu dedo.
Agrega el azúcar y suficiente leche para hacer una masa firme.
Amasa esta mezcla sobre una superficie enharinada hasta que quede suave.
Todo esto se puede hacer casi instantáneamente en un procesador de alimentos.
Si tienes tiempo, regresa la masa a tu tazón, cúbrela y refrigérala durante una hora.
Este tiempo de reposo hará que las galletas queden más tiernas y crujientes.
Después de que la masa haya reposado, precalienta tu horno a 350 grados.
Extiende la masa hasta que tenga un poco más de 1/8 de pulgada de grosor y córtala en la forma deseada.
Los digestivos tradicionales tienen aproximadamente 2 1/2 pulgadas de diámetro.
Colócalas en bandejas para hornear engrasadas, pincha uniformemente con un tenedor y hornea hasta que estén doradas pálidas, aproximadamente de 15 a 20 minutos.
Ingredientes: Harina Todo Uso Sin Blanquear, Harina Integral Molida En Piedra, Polvo Para Hornear, Mantequilla, Azúcar Glas, Leche.