El Dill bread, o pan de eneldo, es una preparación tradicional que tiene sus raíces en las cocinas del norte de Europa, específicamente en países como Alemania y Escandinavia. Este tipo de pan destaca por su aroma fresco y su ligero sabor a eneldo, una hierba aromática que se ha utilizado durante siglos para condimentar alimentos y aportarles un toque distintivo. En Latinoamérica, aunque no es una preparación tan común, puede encontrarse en variantes regionales que incluyen diferentes tipos de hierbas y quesos, y suele conocerse simplemente como “pan de hierbas” o “pan con eneldo” en países como México, Argentina y Chile. Su versatilidad y exquisito sabor lo han convertido en un favorito para acompañar sopas, quesos y embutidos.
El uso del queso cottage o requesón en esta receta aporta una textura húmeda y suave al pan, a la vez que equilibra el frescor del eneldo. Tradicionalmente, este pan se disfrutaba en desayunos y meriendas, así como en ocasiones especiales donde el aroma del eneldo llenaba la cocina generando un ambiente acogedor. Gracias a sus ingredientes simples y naturales, el dill bread continúa siendo una opción deliciosa y saludable para quienes desean experimentar con panes caseros con un toque diferente.
Como preparar Dill bread
Precalienta el horno a 350 grados.
Activa la levadura en el agua tibia con el azúcar.
En una cacerola, calienta el requesón hasta que esté tibio y agrégalo a la esponja de levadura.
Luego agrega el huevo ligeramente batido, la cebolla rallada, la mantequilla derretida, la sal, el bicarbonato, las semillas de eneldo y el eneldo fresco.
Revuelve hasta que esté bien mezclado, luego agrega la harina suficiente para hacer una masa algo suave.
Coloca la masa en un tazón grande engrasado con mantequilla, cubre con una toalla y coloca en un lugar cálido para que repose durante aproximadamente 1 hora o hasta que duplique su tamaño.
Saca la masa a una superficie de trabajo ligeramente enharinada y amasa durante un par de minutos.
Luego colócala en un molde grande para pan engrasado con mantequilla.
Cubre y deja reposar durante unos 30 minutos.
Luego hornea en el horno durante unos 50 minutos o hasta que el pan esté ligeramente dorado y al golpearlo suene hueco.
Enfría envuelto en una toalla.
